PIROPO
Llega al castellano a través del latín, pero procede del griego
PYROPÓS, que significaba 'con aspecto de fuego'. "Piropo" hacía referencia a una piedra fina de color rojo intenso y también a una aleación de oro y cobre. En el siglo XVII, tanto Calderón como Quevedo la usaron como metáfora para
aludir a las palabras bonitas que un hombre dirige a una mujer y con
este significado pasó al diccionario en 1843. Después, el verbo
"piropear" fue admitido en 1925.
Otra curiosidad es que la raíz "pyr-" de la palabra griega está "genéticamente" emparentada con el término inglés "fire" ('fuego' en los dos casos).
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